¿Son conflictivos los hijos de padres divorciados?

En lo personal a esta pregunta suelo responder con otra pregunta: ¿Son conflictivos los hijos o son conflictivos los divorcios y las separaciones? Es la acción de separarse lo que cuesta, lo que resulta complicado para los seres humanos. Cuando no se hacen los ajustes y duelos necesarios, lo que sucede es que los hijos comienzan a padecer las consecuencias o a "hacer síntoma" en torno a lo que no se resuelve. 
Ningun divorcio suele ser sencillo... pero ser hijo de padres divorciados no tiene porque ser el equivalente a "chico conflictivo, con problemas de conducta o aprendizaje". Esto último es un mito que se ha consolidado y que saca la problemática real de contexto. Es el caso por caso lo que hay que contemplar.

Cuando una pareja con hijos decide separarse, lo que hasta allí se constituyó como familia padece grandes transformaciones y crisis. Son los padres y no los hijos los que deciden separarse.

Los ambitos de convivencia para los chicos se duplican. Unos días con uno de los padres, otros con el otro. Hasta a veces los objetos personales denotan la misma duplicación.
Para la pareja también es un proceso dificil porque tienen que desvincularse en el plano amoroso, pero continuar vinculados por siempre como padres de esos hijos, pero de manera diferente. Esto genera muchos sentimientos contradictorios. A veces la furia hacia el ex se proyecta sobre los hijos. Otras se desea "castigar" al ex pero en el medio sufren los hijos que no reciben el afecto y el apoyo economico suficiente. 

Muchas veces ocurre que los hijos quedan en el medio de una batalla campal y los hijos parecieran ser el botín de guerra.

También a veces ocurre que el cónyuge queda excluido del hogar o bien se desentiende de los hijos provocando mucho dolor. Hacer el duelo por una relación que se acabó genera hostilidad en los primeros momentos de separación, pero si la situacion se aborda a conciencia se irá desarrollando mayor aceptación y el pasaje a un modo de relación mas saludable. Es fundamental reconocer las pérdidas y reformular los modos de relación y cuidado.
 
Los hijos, por su parte, tienen que hacer una serie de movimientos subjetivos:
 
  1. Tienen que hacer el duelo por la pérdida de estar en simultáneo con ambos padres.
  2. Tienen que despojarse de la culpa o de la responsabilidad que pudieran sentir por la separación, ya que inconscientemente tal vez han deseado que los padres no estuvieran juntos y ello genera conflicto interiormente.
  3. Tienen que armar-construir esta nueva realidad con dos casas, dos familias, etc. o con un padre o madre ausente.
  4. Tienen que afianzar el vínculo entre hermanos desde el compañerismo.
  5. Tienen que construir una nueva percepción de si mismo en este nuevo escenario familiar.
Por todo esto es que si como padres el interes esta puesto en contribuir al bienestar de los hijos, necesitan trabajar sobre estos aspectos:
 
  • El problema del placer sin límites: muchos padres temen perder el amor de sus hijos y por eso responden a los deseos de los hijos como si fueran ordenes a satisfacer. Por ejemplo: comprar todo lo que piden. Los padres están para organizar y transmitir las normas de vida y no solo para complacer a los hijos. Los hijos tampoco nacieron para complacer a los padres.
  • El problema de la privación y el descuido: a veces ocurre lo contrario a lo primero, los padres se desentienden de los hijos por venganza, indiferencia, por el "armado" de una "nueva vida", etc. Lo que se ha roto es la relación de pareja, no tendría porque romperse la relación de padres a hijos.
  • El problema de la sobrestimulación para que los hijos compartan sus sentimientos y actitudes: hablar hace bien, pero en ocasiones se incurre en el exceso mediante la presión. Es importante respetar el tiempo de ellos y también sus silencios.
  • El problema de negar que la situación cambió: tratar de conducirse como si no hubo separación, aducir que el cónyuge se fue a trabajar o a vivir lejos por un tiempo. Esto último genera mayor confusión en los hijos.
  • El problema de echarle toda la culpa al otro: lo que equivale a no querer hacerse cargo de las responsabilidades del desgaste de la relación.
  • El problema de querer reemplazar a padre o madre con algún familiar o novio/a actual: los hijos pueden desarrollar muy buenas relaciones con la familia o pareja de sus padres, pero nadie reemplaza a nadie en esta vida. Podemos suplir, generar y facilitar una red de relaciones, y eso es más que valioso.

Los hijos no son un botín de guerra. Son un regalo prestado de la vida que te invita a ser padre-madre.