¡La familia en el diván??

12.05.2014 14:54

Las Terapias Individuales se han extendido con el paso de los años y han ganado buena aceptación  como modo de resolución de conflictos intrapsiquicos. De hecho, es recomendada por médicos y educadores para fomentar el conocimiento de uno mismo y resolver conflictivas intra/interpersonales y situaciones de crisis que promueven formas de vida poco saludables para uno mismo y el entorno. Los terapeutas sostenemos que, a través de la palabra es posible ensayar formas alternativas de pensar, actuar y sentir ante las situaciones.

….Pero ¿qué ocurre con las Terapias Familiares? ¿Cuánto se han extendido en Argentina? La realidad es que el modelo Psicoanalítico, difundido en Argentina con preponderancia, es de corte netamente individual y tiene como una de las finalidades hacer consciente lo inconsciente del sujeto, sus fantasías, temores y representaciones internas de su entorno familiar en todo caso. Poco se ocupa de lo familiar, porque de hecho, las sesiones familiares o de pareja demandan intervenciones que develen lo que ocurre en la trama armada y sostenida por todos los presentes en sesión que componen esa familia.

La terapia Familiar más que de cuestiones subjetivas-personales se ocupa de las operaciones vinculares que se ponen a jugar en una familia para sostener los conflictos. Si, como se lee, los conflictos son sostenidos por el grupo familiar a partir de los modos en que se vinculan entre sí. Aunque los integrantes planteen el malestar que les genera y culpen a un integrante, los conflictos familiares son sostenidos por la vincularidad armada.

La Terapia Familiar tiene por objetivo interpelar esas operatorias en el aquí y ahora con lo que ocurre en sesiones más los relatos que se traen como familia. Pensamos en un discurso familiar y no como lo que cada uno tiene para decir individualmente.

Para los terapeutas supone otra escucha, afinar el oído para escuchar una orquesta y no un canto solitario.

 

¿En qué casos se recomienda Terapia Familiar?

  •  Cuando los hijos no pueden sostener una vida propia, separados de los padres.
  •  Cuando se registran situaciones de violencia familiar o de pareja.
  •  Cuando uno de los integrantes sufre una enfermedad crónica: diabetes, ACV, afasias, discapacidades, alcoholismo, anorexia, bulimia, obesidad, etc.
  • Cuando uno de los integrantes padece alteraciones psiquiátricas (psicosis, depresiones, etc)
  • Cuando los hijos tienen dificultades escolares o de aprendizaje vinculados a lo emocional.
  • Cuando ocurre una separación matrimonial o fallece uno de los integrantes de la familia.
  •  Cuando se registran intentos de suicidio, o hay exposición de un integrante de la familia a situaciones peligrosas.
  • Cuando aparece en la familia un “estar enfermo continuamente” como modo de vida (enfermedades psicosomáticas)
  •  Ante la alteración de la vida familiar debido a conflictos sociales, familiares, políticos y religiosos (crisis política, económica, cambios culturales, catástrofes, mudanzas, casamiento de los hijos, nacimiento de un nuevo integrante, etc)
  • En casos de adopción y fertilización asistida.
  • Cuando existen dificultades en la maternidad o paternidad, en la crianza de los hijos.